jueves, 23 de febrero de 2012


 Aquel otro día, de aquella otra semana, a cierta hora inútil embobada con la nada miró el teléfono móvil, buscó su última conversación con él y vio el punto final. Ese momento le bastó para reaccionar ante la situación y no, no estaba siendo valiente. Evitar el tema no hacía que pasase desapercibido, no podía ser cierto... Tiene ese don para atraer los finales insípidos pero éste era peor que eso: se le estaba haciendo eterno.

Entonces se giró, se aferró a la almohada y no lloró.
Ni una sola lágrima quiso salir a esparcirse por sus mejillas. Claro que había dolor pero, sin haberse dado cuenta, ya se había preparado para ésto.


-No le des más vueltas.- se decía en sus pensamientos,-ya está.



No hay comentarios:

Publicar un comentario